martes, 6 de noviembre de 2007

Adiós

Ésta es la última entrada de este blog. Hasta aquí hemos llegado. Como las figuras del dibujo, me desvanezco dejando tan sólo un leve rastro, como un aroma que pronto el aire hará desaparecer. Gracias por haber compartido este pequeño viaje.
Sólo os pido un último favor: no hagáis más comentarios.
Un abrazo.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Amapolas


Aunque suene paradójico, a veces hay que dejar de buscar para poder encontrar. Eso es lo que ocurrió con esta foto, hecha con el móvil. En un día cualquiera de trasiego, de ir y venir, me encontré rodeado de amapolas. Paré el coche a un lado, me bajé, y el resultado es lo que veis. En ocasiones parece como si las cosas te estuvieran esperando. En fotografía pasa mucho, y por eso a mí no me gusta preparar las fotos, sino mantenerme alerta para que las escenas se presenten sin llamar. En realidad, la experiencia suele ser similar en todas las disciplinas del arte. La clave es abrir un canal, predisponer el espíritu, activar el radar y...bueno, lo que podríamos llamar una espera activa. Buscas y esperas a un tiempo. A ver si algún día terminamos de entender el significado de la palabra PACIENCIA.
Pobres amapolas, tan frágiles y hermosas, las rosas humildes.

domingo, 28 de octubre de 2007

Mantis


Es lo que tiene vivir en una ciudad pequeña. Sales a hacer un recado, aparcas, y cuando vuelves al coche te encuentras una mantis en el parabrisas. Aunque a muchos les parezca increíble, a algunas personas nos gustan los insectos. No todos, claro. Pero algunos son criaturas fascinantes, ya sea por su aspecto o por su comportamiento y costumbres. La fama de la mantis es bien merecida, pero aunque no supiéramos nada de sus peculiares relaciones amatorias, su simple presencia, su cimbreante silueta, sus enormes patas delanteras plegadas en actitud orante serían suficiente motivo para la fascinación. No deja de ser sorprendente que un insecto de apenas siete centímetros (que ya está bien para un insecto) pueda causar tal sensación de temor. Lo cierto es que en realidad resulta totalmente inofensivo (salvo que seas una mantis macho, claro), pero por si acaso uno mantiene las distancias.
Y sí, una de mis primeras vocaciones fue la de entomólogo. Pero lo de atravesar bichitos con alfileres no era muy de mi agrado. Fue una época de libros, guías de campo y andar explorando los matorrales en busca de ejemplares dignos de observación. De aquellos tiempos conservo la simpatía hacia muchos coleópteros y algún que otro representante de las diferentes familias de hexápodos (toma ya).
Sí, también me gustan las arañas, pero son arácnidos y tienen ocho patas. Ya sé que lo sabíais, pero tenía que decirlo.
Para terminar, y por si queréis comprar una mantis como animal de compañía:

www.mantiskingdom.com/index.php?mk=aboutme

martes, 23 de octubre de 2007

Jugando con música

Esta tarde he tenido la oportunidad de estar en casa tocando algunos de mis instrumentos favoritos: el tar y el setar. He disfrutado mucho, y también he aprendido cosas nuevas, entre otras cosas gracias a uno de mis regalos de cumpleaños, recién llegado de Irán: el libro "Rhythmic structure in iranian music" de Mohammad Reza Azadehfar. Un día de estos iré añadiendo entradas acerca de la música persa, que cuanto más profundizo en su conocimiento, más interesante me parece. Pero de lo que quería hablar hoy es de otro asunto que me ha llamado la atención. Si volvéis a leer la primera frase de esta entrada, veréis que digo que he estado "tocando". Y así es como se dice en español. Es curioso, pero en inglés se diría "play", y en francés "jouer" (corregidme si me equivoco, que de francés ando pelado). O lo que es lo mismo, en otros lugares "juegan" con los instrumentos, mientras que aquí los "tocamos". Si me apoyo en un piano, también lo estoy tocando, ¿no? ¿De qué otra forma podríamos denominar a la acción de tocar un instrumento? Interpretar parece un poco forzado - lo que se interpreta es la música -, ejecutar (ya sabéis, "ejecutó una pieza de Lizst") suena patibulario...lo de jugar es bonito, pero puede resultar frívolo.En fin, que no se me ocurre nada. Lo cierto es que cuando se toca un instrumento hay - o así debería ser - una parte importante de placer, de deleite, de disfrute. Sé de primera mano que muchos músicos de carrera se someten a tal disciplina que acaban odiando el instrumento, y casi la música misma. Y uno no puede transmitir nada bueno si sólo está pendiente de la técnica. Y cuando uno toca un instrumento está expresando algo, siempre, sea o no consciente de ello. Eso es lo que de verdad cuenta. Yo no toco demasiado bien, pero os prometo que pongo el alma en el empeño. No me importa no poseer la técnica más depurada, siempre que suene razonablemente agradable, claro. Me preocuparía más si los oyentes permanecieran indiferentes. También es cierto que no tengo oyentes (salvo Mónica y Nicolás, que los pobres no tienen escapatoria). Pero ya me entendéis.
Otro día hablaré de los efectos de la música, que son muchos y muy interesantes.
Y como despedida, un enlace de música de la buena.

http://www.youtube.com/watch?v=Q6rrqMjd2jg

jueves, 18 de octubre de 2007

Rumble Fish


Un poco más de cine. Hay películas que tienen el poder de producir un impacto duradero. Posiblemente no haya una sola causa, pero dejando a un lado las circunstancias, el buen cine posee la cualidad de dejar una huella, a veces profunda, y de marcar incluso una tendencia en nuestra manera de ver el mundo. Puede que esté exagerando, no sé. Pero lo que es seguro es que "Rumble fish" (como es costumbre en España, la traducción del título fue imperdonable: "La ley de la calle") marcó para mí un hito significativo. La prueba de que hay otras formas de hacer cine, que se pueden contar historias llenas de humanidad y dotarlas de imágenes que van más allá de una mera puesta en escena. Que el Arte se abre paso cuando hay talento, y que el cine es arte cuando está en las manos adecuadas. Si ayer hablaba de "Matar a un ruiseñor" como la combinación mágica de gente y circunstancias, en "Rumble fish" se reunieron un grupo de actores en estado de gracia, un director que ha demostrado su genio sobradamente, y un equipo unido por una idea común.
Es difícil resaltar un aspecto en particular, pero destacaremos al reparto, porque todos hacen un trabajo excepcional. Hoy día muchos productores darían cualquier cosa por contar con semejante plantel: Dennis Hopper, Matt Dillon, Vincent Spano, Mickey Rourke (que todavía tenía su propia cara y está magistral, aunque ahora cueste creerlo), Tom Waits, Diane Lane, Laurence Fishburne, Nicolas Cage... La música de Stewart Copeland (por entonces batería de The Police), la fotografía de Stephen H. Burum...Y la maestría de Coppola, claro.
Han pasado 24 años desde su estreno, y sigue sorprendiendo, sigue siendo estéticamente vanguardista, continúa emocionando...
Está claro: The motorcycle boy reigns.


miércoles, 17 de octubre de 2007

Lección de cine


A veces se produce un cúmulo de circunstancias, o lo que algunos denominan Tiempo, Lugar y Gente, y tiene lugar un acontecimiento extraordinario. Algo así sucedió en 1962, cuando un grupo de personas se reunió para hacer una película, y vio la luz "Matar a un ruiseñor" (To kill a mockingbird). Dirigida por Robert Mulligan y protagonizada por Gregory Peck, es uno de esos raros casos en que todo es perfecto, desde los créditos iniciales (obra de Saul Bass) hasta el final: la música (Elmer Bernstein), la fotografía (Russell Harlan), el guión (Horton Foote, basado en la novela de Harper Lee), las interpretaciones y cualquier otro aspecto que pueda ser considerado. Me gustaría pensar que todavía es posible hacer películas así. Y hablo hoy de ella porque me parece que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad debería verla, y porque muestra maravillosamente lo que para mí es un ejemplo a seguir; las mejores cualidades humanas encarnadas en un hombre llamado Atticus Finch. Y porque nos devuelve a nuestro sueño dorado de la infancia, y nos recuerda que es posible vivir la vida de otra manera, y que deberíamos esforzarnos por mantenerlo vivo en la memoria.
Porque sigo pensando que la Belleza es necesaria.
Si queréis disfrutar de los títulos de crédito (merece la pena), pinchad en el enlace.

http://www.youtube.com/watch?v=VB0sjVN2Pic

martes, 16 de octubre de 2007

Con los pies en la calavera


La iglesia de la Vera Cruz, en Segovia, es un lugar muy especial, como puede comprobar cualquier visitante. Al margen de su discutido origen Templario, su estructura está repleta de símbolos, y se asocia su diseño al del Santo Sepulcro de Jerusalén, y a la Cúpula de la Roca.
Para los interesados hay mucha información en la Red y en las enciclopedias. En cualquier caso, es un lugar que merece ser visitado con frecuencia. La última vez que estuve (yo lo tengo más fácil, claro) me fijé especialmente en las lápidas que hay entre el edículo central y el ábside. De una de ellas hice esta foto. Al observarla recuerdo que no sentí ningún tipo de aprensión, por más que la imagen es bien explícita. También es cierto que posee una ingenuidad que difícilmente puede atemorizar a nadie. Pero me resulta curioso cómo la muerte y sus símbolos o lugares asociados pueden producir efectos tan diferentes. Por ejemplo, los cementerios musulmanes que vi y visité en Turquía me produjeron una sensación de paz nada desasosegadora. Recientemente empecé a leer un libro de Luc Perry, filósofo francés y ex ministro de Educación, y situaba la muerte y su inevitabilidad en el centro de todo sistema filosófico y religioso, a los que considera como instrumentos de salvación para el hombre, por medio de la razón o la fe.
No estoy de acuerdo con su planteamiento, aunque puestos a elegir, la fe tiene muchas más ventajas. La Razón, o la Ciencia, carecen de respuestas más allá del certificado de defunción. La Fe, en cambio, no precisa de pruebas irrefutables. Hay quien piensa que la fe es un don, que se tiene o no se tiene. Yo creo que, como la imaginación o la sensibilidad, se puede cultivar y desarrollar. Hay muchas clases de fe. Mejor de lo que yo podría hacerlo, lo explica Aldous Huxley en su maravilloso libro "La filosofía perenne", en el que dedica todo un capítulo, el 18, a este tema. Podéis encontrar el libro editado por Edhasa. Seguiremos hablando de Huxley, que escribió cosas muy interesantes.
En fin, que me gusta esa calavera que me observa desde el suelo, y me hace pensar que las lápidas son como puertas a las que nadie quiere llamar.

miércoles, 10 de octubre de 2007

A veces se necesita una lupa


En el prólogo de un libro de Rudolf Arnheim titulado "El cine como arte", me encontré con una frase que todavía me parece que explica por qué es importante la Belleza. Dice:
"La forma y el color, el sonido y las palabras son los medios con los que el hombre define la naturaleza y el propósito de su vida. En una cultura que funciona, las ideas reverberan en los edificios, estatuas, canciones y obras teatrales. Pero una población sometida constantemente a imágenes y sonidos caóticos tropieza con grandes obstáculos para hallar su camino. Cuando se impide que los ojos y los oídos perciban un orden significativo, sólo pueden reaccionar ante las señales brutales de la satisfacción inmediata."
Quizá el arte consista en desvelar ese orden significativo, en poner de manifiesto el hilo invisible que une las cosas, en buscar una estructura coherente en el caos que nos azota constantemente y hoy más que nunca.
El arte es un camino y un refugio, un alimento, un viento que nos eleva. Decía Edvard Munch: "No concibo un arte que no esté impelido por la necesidad humana de franquear el corazón."
Y no tengo más que añadir.

lunes, 8 de octubre de 2007

Cuando el tiempo se detiene

"Time must have a stop". Es el título de una novela de Aldous Huxley, tomado a su vez de unos versos de Shakespeare. El Tiempo debe tener una parada. Ése es el milagro de la fotografía. El tiempo se detiene, queda encapsulado en una superficie bidimensional que simula la tridimensionalidad con un juego de luces y sombras y líneas en fuga, y captura mágicamente la cuarta dimensión. Esa suspensión temporal es capaz de producir estados de ensoñación, transportando al espectador a lugares y momentos que no formaban parte de su experiencia, pero que se incorporan a su memoria como si los hubiera vivido. La fotografía nos muestra el mundo desde otras miradas, que podemos hacer propias.
La de hoy es una fotografía táctil, un juego de texturas. Pero también uno de esos instantes que permanecen eternamente estáticos, capturados, encerrados en los límites del papel fotográfico. El mundo es demasiado grande para aprehenderlo, pero podemos acercarnos un poco a sus detalles, detenernos unos minutos a contemplar un pequeño fragmento de vida; quizá en él se contenga un diminuto universo.
Y es posible percibir un orden, una estructura invisible que sustenta cada elemento y crea relaciones y corrientes, equilibrios inestables que dan sentido a cuanto existe e impide que las cosas se derrumben ante nuestros ojos. El mundo se recrea a cada instante, y nosotros pensamos que permanece quieto mientras desaparece y vuelve a aparecer en un fugaz parpadeo.
El Tiempo debe tener una parada.
Y en las hojas que crecen entre las piedras del muro, los restos de una telaraña abandonada.

sábado, 6 de octubre de 2007

Cardos al atardecer


Como ya mencioné anteriormente, hay una serie de motivos que parecen atraerme especialmente, y que fotografío de forma recurrente. Entre ellos, los caracoles, las cruces y los cardos. Aparte del hecho de que todos empiezan por la letra c, no soy capaz de establecer ningún tipo de relación entre ellos. Una planta, un animal y un objeto simbólico. Ovoides intocables, bolas de espinas cimbreándose al extremo de no menos espinosos tallos; cáscaras espirales rellenas de babosas criaturas de lento y ondulante movimiento; estructuras perpendiculares, vertical y horizontal en un sólo signo, geometría mística en su mínima expresión.
Lo dicho, una mezcla extraña y aparentemente caprichosa.
Y a falta de mejor explicación, aquí están nuevamente los cardos. Austeros y barrocos a un tiempo. Humildes en su esencia y sofisticados en la forma. Poseen una misteriosa sensualidad en sus curvas, que estalla en la paradoja de la imposibilidad de acariciarlos. Hay algo dramático en su esquematismo, en su aspereza, un algo de esqueletos, de seres despojados de todo artificio. Pura esencia, soy lo que se ve, nada escondo, pero no me toquéis: no quiero haceros daño.
Y esos dos arbolitos al fondo, como un eco.

jueves, 4 de octubre de 2007

Ángel caído


Tarde o temprano tenía que hablar de la imagen que ilustra el encabezamiento de este blog. No debería sorprender a nadie que esa figura me fascine de manera singular. El ángel caído encarna un profundo simbolismo, y su contradictoria naturaleza me conmueve extraordinariamente. Parece haber varias hipótesis acerca de su historia. Un ángel, el más perfecto, el más cercano a Dios, que se ve expulsado de su Presencia por un acto de rebelión. Según algunos, la negativa a arrodillarse ante su Señor. Según otros, la exigencia de ser adorado, la negación de una autoridad superior a él, la soberbia de considerarse perfecto e igual a su Creador...
Sea como sea, el resultado es una condena eterna y terrible. Representará por siempre el Mal, lo Oscuro, la tenebrosa faz oculta de lo humano. Su misión es alejar al hombre de Dios, ocultarle Su visión, separar a la criatura del Creador, conducirle al Abismo.
A juzgar por los resultados, se diría que hace muy bien su trabajo.
Y sin embargo, no puedo dejar de pensar que una criatura que ha gozado de la Cercanía y la Presencia Divinas, no albergue en su interior un rescoldo de ardiente Amor. Y si es así, su sufrimiento debe de ser aún más espantoso, viéndose condenado a desviar al hombre de su recto camino, y deseando al tiempo reunirse de nuevo con quien le apartó de su lado.
Pero también representa uno de los grandes enigmas del ser humano: el libre albedrío.
Luchamos con denuedo por la libertad, sin saber siquiera lo que significa.
Y lo importante no es la libertad, sino lo que hacemos con ella.
Como el ángel caído, todos elegimos.

martes, 2 de octubre de 2007

Y no para de llover


Por fin ha llegado el otoño. Había pensado incluir una foto de hojas secas, pero finalmente me he decidido por esta otra. No tiene mayor relación con esta época del año (de hecho fue tomada en junio, creo), pero de alguna forma evoca esa misma nostalgia y ensimismamiento que me produce la llegada de las lluvias, el viento y los primeros fríos.
Me espanta la denominación de "bodegón" o "naturaleza muerta" para este tipo de imágenes. Otro recurso clásico, e igualmente artificial, es el de "Composición nº 17", por ejemplo. Pues bueno, ésta no tiene título ("sin título" es otro de esos títulos absurdos). Estaba en la masía de Joan, y me encontré un montón de objetos tirados por todas partes. Hice esta foto, que a mí me resulta enigmática y me induce un cierto ensueño mágico.
Quizá por eso la traigo hoy, porque el otoño es un poco así.

lunes, 1 de octubre de 2007

Mientras espero

Ahora no recuerdo por qué estaba esperando en aquella esquina. Pero el vuelo fugaz de las nubes hacía cambiar la luz constantemente, y se me ocurrió sacar el móvil y grabar este vídeo. Pensé que más tarde lo podría editar y ponerle alguna música o sonidos. Al final, se quedó como estaba. Es algo así como el arte póvera de las telecomunicaciones. Sigo pensando que las cámaras de los móviles tienen muchas posibilidades creativas, y cualquier día de estos me pondré a la tarea de explorarlas. De momento, aquí está mi opera prima... (por lo menos no es muy larga).

jueves, 27 de septiembre de 2007

Más allá del umbral

El "Convento dos Capuchos", que se encuentra cerca de Sintra, junto a Lisboa, es uno de los lugares más inquietantes que recuerdo haber visitado. Rodeado de una vegetación frondosa y exuberante, es un recinto angosto y oscuro, de paredes cubiertas de corcho, pasillos estrechos y puertas diminutas. Su austeridad decorativa apenas se rompe con detalles como cruces hechas de conchas y alguna calavera incrustada en la pared. Cuesta creer que los corazones de los monjes pudieran albergar paz alguna viviendo en semejante lugar, y sólo concibo posible un sentimiento de congoja y angustia permanente. Observo la fotografía y me pregunto adónde conducirá esa puerta, ese hueco que parece esperar la ocasión de tragarte como un desagüe, o de transportarte a las entrañas de Dios sabe qué remoto y olvidado paraje.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Retrato de una vaca


Uno de mis géneros favoritos en fotografía es el retrato. En este caso, la retratada es una vaca. Sé que es una obviedad, pero lo indico para poder explicar que mi enfoque es el mismo que si el modelo fuera humano. El concepto no cambia. Lo de tratar de captar el alma, el espíritu o la personalidad del modelo me parece un objetivo difícilmente alcanzable. Si acaso un gesto característico, una actitud habitual, un rasgo de carácter. Por otra parte, en el caso de la vaca todo ello sería más difícil, especialmente porque era la primera vez que nos veíamos, y ninguno sabía nada del otro. Eso no significa que, aunque fuera por un breve instante, no existiera un cierto nivel de comunicación entre nosotros. A mí su mirada me resulta muy expresiva, incluso me conmueve su sinceridad. No estoy bromeando, para los humanos es casi imposible alcanzar ese nivel de franqueza, esa ausencia de simulación. Una vaca no sabe posar, ni quiere, ni le interesa. Ésta se acercó hasta la valla, asomó la cabeza - no sé si con curiosidad - y permaneció con la mirada fija mientras la fotografiaba, y aún después. No lo recuerdo bien, pero supongo que le daría las gracias por su amabilidad antes de irme. Si no lo dije, seguro que lo sentí.
Cada vez que veo esta foto, recuerdo ese
momento presente, ese aquí estamos, ya ves, ese aunque no nos volveremos a encontrar, te recordaré.
Y todavía la recuerdo.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Just Do It

No soy demasiado amigo de los juegos de ingenio, o como se los denomina más pedantemente, "poemas visuales". El ingenio se agota en sí mismo y generalmente no conduce a reflexiones que merezcan la pena. Está bien, es divertido, y ya está. Dicho esto, y a pesar de la contradicción, saco a la luz esta imagen que parece pecar de todos los vicios que acabo de citar. Ni mucho menos pretendo ser una excepción, y no voy a decir nada que pretenda justificar este trabajito. Es una pequeña broma, que sin embargo tiene en común con la mayoría de las imágenes que genero ese aire vagamente inquietante. Supongo que añoro aquellas películas y aquellos libros que no necesitaban recursos efectistas para causarnos un placentero estremecimiento. Los géneros literarios y cinematográficos son meras etiquetas que casi nunca encajan demasiado, y que sólo contribuyen a ahondar los prejuicios con que nos enfrentamos a las cosas. Cada obra ha de ser considerada individualmente, y su calidad y valor no pueden depender de si están ambientadas en la Norteamérica de 1800 o en el Marte de 2150.
Mientras tanto, el ojo sin párpado de un ave insólita nos observa...

domingo, 23 de septiembre de 2007

Araña tejiendo el azar



La creación artística se construye a partir de una diversidad de elementos. Puede existir una idea previa que nos conduce a la búsqueda del mejor medio para expresarla. O quizá uno sale al encuentro de lo que le depare el azar o el destino. Se activa un sistema que, como un filtro, selecciona para nuestra atención aquello que se aproxima a lo que estamos tratando de expresar, o que muestra afinidad con nuestra sensibilidad en el momento presente. Así, caminando con la cámara en la mano, y con la visión en blanco y negro en la mente, vas observando a tu alrededor en busca de esas imágenes que atrapen tu mirada. De pronto, una telaraña entre unas piedras. La dueña de la red está en casa; si te fijas con detenimiento, parece que está terminando de tejer su trampa pegajosa. Decides fotografiar la escena; buscas el encuadre, ajustas la exposición, enfocas y disparas.
Horas o días más tarde, revelados los negativos, te dispones a positivar las copias. Una vez terminado el proceso, lo descubres: la foto está ligeramente movida, e incluso algo desenfocada. El resultado es inquietante, como un instante de terror. No es lo que tú viste a través del objetivo, pero de hecho estaba ahí. Una estampa perturbadora de una diminuta araña de campo tejiendo su tela, indiferente al ojo que la observaba y que atrapaba su imagen. Una imagen que perdura hoy, cuando ya ni la tela ni la araña existen, y que nos continúa infundiendo temor y desasosiego, como si fuéramos mosquitos volando distraidamente al capricho del viento.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Aldabas en la noche

El poder evocador de la fotografía es un asunto fascinante. Ésta fue realizada en Barcelona, en una calle del centro, por la noche. Las aldabas son de por sí un objeto dotado de cierto misterio. Por una parte parecen custodiar el acceso a la fortaleza, y por otra son la clave para poder acceder a su interior. Además, su imagen lleva implícito un sonido: imposible observarla sin escuchar la poderosa llamada, sus ecos avanzando por los pasillos, ascendiendo por las escaleras, recorriendo los rincones oscuros en busca de un oído humano... Se diría que, de algún modo, saben de antemano si al visitante le será franqueada la entrada, o si deberá aguardar ante la puerta inútilmente. La aldaba es el oráculo.

jueves, 20 de septiembre de 2007

El cardo y el caracol

La fotografía siempre me ha parecido un extraño medio de expresión. Por una parte, su capacidad de representar la realidad - entendiendo por realidad lo visible - parecería condenarla a una mera y objetiva notaria de acontecimientos. Y sin embargo nos permite posibilidades expresivas y artísticas casi ilimitadas. Y hablo de la fotografía "pura", sin filtros, ni lentes extremas, ni manipulados posteriores. Pero la selección del encuadre, la composición, la elección del momento, de la luz, del enfoque...pueden convertir una fotografía en algo más que un testimonio gráfico. Debo reconocer, aunque desconozco los motivos, que siento especial predilección por fotografiar caracoles. Y también me gustan mucho los cardos. En esta imagen se reúnen, pues, dos de mis motivos favoritos. Por si alguien lo dudara, quiero aclarar que nunca manipulo los "escenarios": sólo fotografío lo que hay. Cómo llegó ese caracol - criatura blanda y babosa, al menos por dentro - al extremo de la púa de ese cardo es algo que ignoro. Pero allí estaba - no sé si vivo o muerto, la verdad - desafiando la lógica y la gravedad. Y el cardo, por cierto, con ese otro bracito levantado como celebrando la captura del desdichado caracol... No sé qué pensar. Un poco inquietante sí es. Y su belleza...bueno, cada cuál opinará según su gusto y criterio.
Me gustan los caracoles, filosóficamente hablando. Me gusta pensar que en lo que tardan en atravesar un jardín, la hierba puede haber crecido.
Y los cardos, porque son hermosos y pinchan.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

El maestro Bashoo

El dibujo de hoy se titula "El cuervo de Bashoo". Para quien no lo sepa, Matsuo Bashoo (1644-1694) es el más grande de los poetas de haiku. Y para quien no lo sepa, el haiku es una forma poética japonesa que consiste en breves poemas de tres versos de 5, 7 y 5 sílabas. En palabras de Francisco Rodríguez -Izquierdo, "...el haiku ha de estar desposeído de intelectualismo y de sentido sentencioso. Se concreta en una imagen hondamente sentida en un momento de iluminación. De nuevo hemos de señalar que esta iluminación puede ser la iluminación religiosa - "satori" -propia del budismo.
En palabras del propio Bashoo: "Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento". Y también dice: "No sigas las huellas de los antiguos. Busca lo que ellos buscaron". Y también: " Desde antiguos tiempos, los que tienen sentido de lo exquisito encuentran gozo en el conocimiento de la verdad y la intuición de las cosas".
El haiku que inspiró vagamente mi pequeño homenaje en forma de dibujo es uno de los más famosos de Bashoo:

Kareeda / ni

karasu / no / tomarikeri
aki / no / kure

Sobre la rama seca
un cuervo se ha posado;
tarde de otoño.

Igual de conocido es el siguiente:


Furuike / ya
kawazu / tobikomu
mizu / no / oto

Un viejo estanque;
al zambullirse una rana,
ruido de agua.


Y para terminar, su último haiku, su despedida:

Tabi / ni / yande
yume / wa / kareno / wo
kakemeguru


Habiendo enfermado en el camino,
mis sueños
merodean por páramos yermos.

martes, 18 de septiembre de 2007

Continuará...


Como sé por experiencia lo frustrante que puede ser visitar un blog una y otra vez para comprobar que no lo han actualizado, valga esta breve entrada como consuelo de mis no-visitantes.
Para comprender y disfrutar con plenitud y profundidad la música persa, hay que tener muy presente que esta música forma parte de una cultura en la que cualquiera de sus manifestaciones está íntimamente relacionada con las demás. La poesía es la verdadera fuente original de la que emanan las demás artes, y muy especialmente la música. Pero sucede algo similar con las miniaturas que iluminan los antiguos manuscritos, y con la arquitectura y las artes decorativas (cerámica, alfombras, tapices, etc).
La poesía, especialmente la de los grandes poetas místicos como Rumi, Hafez o Saadi proporciona a la música sus contenidos y su rítmica, tan característica y distintiva entre las músicas de Oriente.
La musicalidad de los poemas en su lengua original, el farsi, es la base y el punto de partida de las estructuras musicales.
Para escuchar poesía persa en versión original, ahí tenéis dos enlaces nuevos (en el 2º hay que ir al menú y hacer clic en falehafez. Pasad el cursor por las páginas y seleccionad un poema al azar).
http://es.youtube.com/watch?v=SuBRjMcv9G8
http://www.falehafez.com/

lunes, 17 de septiembre de 2007

Más sobre el Radif


Un poquito más de información sobre la música persa. Decíamos que un radif es el compendio de melodías, agrupadas por modos o dastgah, que conforman el corpus fundamental de la música persa. Esas melodías o secuencias melódico - rítmicas son llamadas gushés. Cada dastgah contiene un número variable de gushés, y según el radif, este número tambien varía. Por ejemplo, en el radif de Mirza Abdollah encontramos 240 gushés organizados en 7 modos principales y 5 menores. En cambio, en el radif vocal de Mahmud Karimi el número de gushés es de 145. Cada gushé tiene un nombre y aparece en un orden determinado. Pero ¿cómo se traduce este sistema en un recital de música persa?
Supongamos un grupo formado por un tar, un santur, un kamanché, un tombak y un cantante.
El grupo selecciona un dastgah (por ejemplo, Homayun), y de dicho dastgah seleccionan un cierto número de gushés. Esta selección no es totalmente aleatoria, pues debe respetar un cierto orden. Por ejemplo, la introducción es un pishdaramad, generalmente seguido de un daramad. Después se suceden diferentes gushés, algunos instrumentales y otros con canto, y el recital suele terminar con un reng o un tasnif. Ya iremos explicando en qué consiste cada uno de estos gushés.
En los enlaces que hoy añadimos podréis escuchar un pishdaramad y un tasnif.
http://es.youtube.com/watch?v=Xd0LhsSVKy0
http://es.youtube.com/watch?v=5cxGwjJYsK4

El arte de la música persa


He tardado un poco en decidirme a empezar a escribir sobre música persa, pero luego he pensado que hace no mucho tiempo hubiera dado algo por encontrar este tipo de información. Trataré de ir por partes y de no ser muy pesado, pero mi intención es proporcionar una visión amplia y fidedigna de la música que me apasiona.
En primer lugar trataremos un concepto que es básico en esta música: el radif.
Podríamos definir el radif como el repertorio, un compendio de melodías, de secuencias musicales recogidas y reunidas por grandes maestros de la música y transmitidas durante años de maestro a discípulo. La música persa pertenece a las llamadas "músicas modales". Los modos son escalas en torno a las cuales se compone el corpus principal de la música persa, formando el repertorio. En realidad es más correcto hablar de repertorios, pues existe más de un radif, aunque algunos tienen mucho mayor peso, como es el caso del de Mirza Abdollah. También existen diferentes radif según estén dirigidos a algún instrumento, o si se trata de un radif vocal.
En la música persa existen siete modos principales y cinco submodos. Los modos se denominan dastgah y los submodos avaz.
Los dastgah son Shur, Mahur, Homayun, Nava, Segah, Chahargah y Rast-Panjgah. Los Avaz son Bayat-e Kord, Dashti, Abu´ata, Bayat-e Esfahan, Afshari y Bayat-e Tork.
Los instrumentos más utilizados son: tar, setar, santur, ney, kamanché, tombak o zarb y daf.
Más adelante intentaré colgar videos para describir los instrumentos y cómo se tocan.
Por hoy creo que es suficiente. y para que no sea demasiado árido, os ofrezco un par de enlaces para abrir boca.
http://es.youtube.com/watch?v=GAjocoHABe8
http://es.youtube.com/watch?v=vRxWzVwfHd8

sábado, 15 de septiembre de 2007

Los rostros de la noche


Rescato una vieja afición, la de dibujar directamente con el ordenador, a golpe de ratón, y que llevo ya tiempo sin practicar. Hay algo que me llama la atención: casi siempre dibujo caras, y casi siempre tienen un cierto halo trágico y oscuro, a veces directamente tétrico. Lo curioso es que no parece responder el resultado a una actitud interior. No es mi yo atormentado y esas cosas raras que tanto gustan a psicólogos y terapeutas varios. Me lo paso muy bien dibujando, hasta mejora mi estado de ánimo, y mi principal objetivo es explorar las posibilidades expresivas del medio. Vamos, que nada de exorcismos de demonios interiores, ni catársis ni cuchipanda alguna. Es que me divierte. Es cierto que mi adolescencia transcurrió entre relatos de Lovecraft, música electrónica alemana y cine raro, y de ahí me ha quedado una cierta querencia que tiene más de nostálgica que de afinidad...
El caso es que me ha dado por desempolvar algunos archivos, y los voy a poner para que los vean mis honorables visitantes. Porque este blog es, en cierto modo, una extensión virtual de mi hogar, y hay que ser hospitalario ante todo. Lo del té y las pastas de momento está sin resolver, qué le vamos a hacer.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Turcas o griegas, sólo son sombras


Dada mi tendencia a explorar cualquier forma de expresión artística, y especialmente aquellas que requieren trabajar en diferentes campos simultáneamente, era lógico que acabara haciendo títeres, o como en el asunto que hoy traigo hasta este blog, teatro de sombras. Por cierto, un amigo griego me confesó que sí, que eran turcas en origen. Pero los griegos también las trabajan con maestría y gracia insuperables, como pudimos comprobar en el Festival de Patras hace ya unos años (los que estuvimos allí, claro). Las sombras turcas son lo más parecido al cine de los pobres, y en mi opinión no tienen nada que envidiar al 7º arte; con la ventaja añadida de la representación en vivo. Además estoy convencido de que es una técnica que puede ser evolucionada en el futuro y dar resultados espectaculares. Lo mejor está por llegar.
Si queréis ver un par de cosas interesantes en este campo, os proporciono unos enlaces que espero que os gusten.


http://es.youtube.com/watch?v=K_dusg7Q6RE
http://es.youtube.com/watch?v=5ORKzRt8-YQ
http://es.youtube.com/watch?v=EuJtC4B8igk
http://www.ladrondevoces.com/ladron_de_voces_video.htm

Y otro porqué...


¿Por qué nos gusta lo que nos gusta? Todos tenemos un pasado, influencias familiares, educacionales, de los amigos; experiencias de toda índole que van delimitando nuestro camino. A cada segundo tomamos decisiones, y por cada decisión que tomamos estamos descartando las otras infinitas posibilidades que se nos ofrecen. No voy ni a intentar recorrer el camino inverso hasta hallar el porqué de mi pasión por la música persa, pero no deja de ser curioso que uno acabe absorbido por una cultura tan ajena, al menos en apariencia, a la propia y a las propuestas mayoritariamente ofrecidas por el contexto social o cultural en que cada uno se mueve. Sin embargo, algo debemos llevar en algún lugar de nuestro cerebro, alma, espíritu o como se le quiera llamar; algo que resuena, que se hace eco de ciertas cosas y no de otras, que nos sirve de criterio a la hora de seleccionar aquello que se convertirá en nuestra pasión (o pasiones).
Mañana seguiremos, que hoy no estoy para muchas historias.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

La soledad del blogero novato


He descubierto que una de las maneras más eficaces de saber si tienes amigos es iniciar un blog. Cuando compruebas que nadie añade comentarios a tus entradas, te das cuenta de lo falso que es eso del ciberespacio. Quizá es más parecido al otro espacio (ya sabéis, al estelar) de lo que pensaba: la mayor parte es materia oscura y un vacío inexplicable. Claro, también hay quásares, enanas marrones, supernovas y galaxias tan remotas que todavía no sabemos que existen, o que quizá ya no están ahí aunque las veamos; lo cuál me lleva, inexorablemente, a preguntarme acerca de cuestiones como el concepto de infinito, del que muy pronto os hablaré a través del sorprendente Kurt Gödel, matemático coetáneo y amigo de Einstein.
También espero que alguien me aclare cuál es exactamente la diferencia entre corteza y cáscara, cosa que el DRAE no ha sido capaz de conseguir.
Supongo que les pasa a todos los que mantienen un blog, pero no puedo dejar de preguntarme si realmente todo esto (o parte) le interesará a alguien. Porque lo de "querido diario" lo entiendo como registro auxiliar de la memoria, o como válvula descompresora de las paranoias íntimas, pero esto de las bitácoras... Si ni siquiera sé hacia dónde voy.
Aún así, me permito incluir una nueva foto, también de hace muchos veranos, y que posee la virtud de mostrar gráficamente cómo me siento a menudo... Lo cuál no es ni bueno ni malo.
Volveré...(qué remedio).
Por cierto, creo que si pincháis en la foto se ve más grande.

martes, 11 de septiembre de 2007

Música persa


En la primera entrada de este vuestro blog dije que aquí se encontrarían diversas cosas, entre ellas música persa. Pues comenzaré con una pregunta: ¿por qué la música persa? Pues porque es hermosa, y compleja, y abre caminos a las esferas en las que se mezclan lo divino y lo humano. Porque es espiritual, porque pone en música las palabras de poetas como Rumi y Hafez, porque me conecta con lo mejor de mí mismo, que es lo mejor de cualquier ser humano: ese oculto mecanismo que busca incesantemente la Belleza. Si alguien quiere comprobarlo por sí mismo, ahí va un video que puede ayudar. Que lo disfrutéis.

http://es.youtube.com/watch?v=Bq5DPvZamW8

Reflexiones sobre el arte o algo así


Aprovecho la inclusión de la foto y el comentario de Monilisa sobre el poema anterior para hacer unas reflexiones acerca del trabajo del artista. En cuanto a la foto, tomada en Asturias hace ya muchos veranos, diré que es una de mis favoritas. Dejo al juicio de los visitantes asuntos tales como la composición, la iluminación o la elección del tema. El hecho es que esta fotografía posee - para mí - una extraña cualidad. Cuando la contemplo, no puedo evitar verme transportado a su interior; y una vez allí reconozco que me pierdo, me veo atrapado, inundado por un sentimiento inefable, entre la melancolía y una cierta elevación de espíritu. Es algo que tiene que ver con la presencia, con el estar realmente en el momento presente, con todo lo que eso implica. Pero no vamos a seguir atravesando esta mariposa con un alfiler: dejemos que vuele a su libre albedrío.
Respecto al poema y su comentario, confesaré: soy un poeta mentiroso.
Afortunadamente, la ficción es un territorio más seguro que lo real. ¿Cuántas vidas tendría que haber vivido Julio Verne (por ejemplo) para escribir sus maravillosas novelas, si no fuera por esa asombrosa capacidad humana de imaginar, de emular, de... ¿mentir?
Pues eso.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Hay otro porqué


No pensaba dar tantas explicaciones, la verdad, pero ya puestos... Los más observadores habrán notado que el título del blog y el de la URL no coinciden. Hay una razón muy sencilla y práctica: es más fácil y breve teclear y-sigo-respirando que elornitorrincoylanavajasuiza, y más fácil de recordar. El porqué de y-sigo-respirando: es parte de un verso de un poema que escribí hace tiempo (concretamente entre el 19 de abril y el 12 de mayo de 1997), y que procedo a reproducir a pesar de ciertos reparos propios de la habitual autocrítica a la que me suelo someter. Ustedes dirán.

La memoria es tan frágil,
y el olvido tan dulce
cuando el recuerdo hiere o atormenta...
La palabra no ayuda
cuando es materia muerta
masticada entre dientes:
la casa está vacía,
la puerta está cerrada,
la ausencia se hace piedra.
Y sigo respirando
porque no sé qué hacer si no con los pulmones.
Y hasta el llanto se acaba,
la tristeza es un hueco, un paréntesis sordo,
una flor que se mustia y que al final es sólo una ceniza muerta.
Pero la noche llega,
el día se consume como cera de vela,
la oscuridad te inunda
y el sueño que te arrastra:
qué absurdo perseguir por los pasillos
una buena razón para estar vivo.


domingo, 9 de septiembre de 2007

Hay un porqué


El ornitorrinco y la navaja suiza puede parecer un título resultón pero gratuito, y sin embargo no lo es.
Vayamos por partes. El ornitorrinco (Ornithorhynchus anatinus) ha sido desde que recuerdo uno de mis animales favoritos. ¿Por qué? Porque es raro y enigmático, porque parece hecho de recortes de otros animales y sin embargo es hermoso en sí mismo.
¿Y la navaja suiza? Bueno, eso fue una especie de iluminación repentina: la navaja suiza soy yo.
Hago muchas cosas razonablemente bien, pero no estoy especializado en ninguna. Hasta ahora me ha ido bien así, porque mi verdadera vocación es polifacética. No soy capaz de decidirme por una única actividad si eso supone abandonar las demás. Sé que son demasiados amores simultáneos, pero ¿quién puede renunciar al amor?
Yo, por lo visto, no.
Ah, y a mí sí me parece hermoso el ornitorrinco, de verdad.

Para empezar...



Aquí estamos, empezando, siempre empezando. Y qué sería de nosotros si no, pues a duras penas
tenemos tiempo para algo más que comienzos.
No prometo nada, pero aquí sobre todo encontraran ustedes un serio batiburrillo de música de Oriente - básicamente persa y turca - poesía, fotografía, ilustración, cine... y en general rarezas de lo más variado.
Bastante normal es el mundo de por sí.
Son bienvenidos los comentarios bienintencionados, y aunque uno procura hacer las cosas con rigor y dignidad, si hay algún error manifiesto agradeceremos la oportuna puntualización.
El principio será un poco lento, a causa de mi inexperiencia como blogeador, se ruega paciencia.
El Amor es lo que importa.
Un beso.