viernes, 30 de mayo de 2008

Toc, toc...

No tenía intención de interpelar directamente a mis amables visitantes, pero es que esto ya es preocupante. Sé que no tengo derecho a quejarme por la ausencia de comentarios. Sé que hay personas que visitan este blog todos - o casi todos - los días, a pesar de que no lo actualizo tan a menudo. Pero reconozco que ese vacío comentarístico me produce una enorme sensación de soledad, y ya me siento bastante solo, dadas las circunstancias. Supongo que mis entradas no suscitan la suficiente polémica para entrar a opinar, pero bastaría con un "pues mira qué bien", o " ¿qué pinta la foto de una pescadería ilustrando un poema de Aleixandre (que ni siquiera habla de peces)?". Sé que hay artistas - perdón - que dicen escribir, pintar, o lo que sea para ellos mismos, sin pensar en sus posibles lectores o espectadores. Me parece una memez, porque en ese caso ¿qué necesidad tienen de dar a conocer sus obras? Mejor estarían guardadas en un cajón. Yo mantengo este blog para compartir, porque compartir enriquece a quien da y a quien recibe. No pretendo que la gente me diga "qué foto más bonita", o "qué gran verdad encierran tus palabras". Eso ya lo sé... (ejem...) Bueno, también lo podéis decir, pero lo importante es que haya intercambio. Pese a lo que algunos piensan, no tengo especial interés en escuchar mi propia voz. Perdonad nuevamente la pedantería - qué le vamos a hacer - pero sigo siendo un buscador. Pongo a disposición de los demás mis pequeños hallazgos, y deseo conocer los hallazgos de los demás para descubrir lo que se me escapa, que es mucho. Y hoy pongo esta foto porque nos muestra un reflejo, que es un fenómeno muy interesante si lo extrapolamos. El agua es real, y lo que vemos reflejado en ella - las ramas, las hojas, el cielo y las nubes - también. Pero el reflejo sólo es una imagen de lo real, como la fotografía sólo es una representación gráfica de lo fotografiado. La cuestión es que nuestro conocimiento de las cosas es muy parecido, y está basado en inferencias, interpretaciones, condicionamientos y entelequias varias. Por supuesto, en nuestras manos está mejorar nuestras herramientas interpretativas para tener una idea más aproximada de la verdad, y no todo el mundo tiene las mismas habilidades e inquietudes. Y aunque los reflejos nunca nos devuelven la imagen exacta, es importante mirarse de vez en cuando con una cierta objetividad - para eso también sirven los amigos, los de verdad -, porque es muy fácil perder la perspectiva. El mundo está enloqueciendo muy deprisa, así que será mejor que nos ayudemos mutuamente a mantener la cordura. Este blog es mi granito de arena en esa tarea.
Y para terminar con el tema de los comentarios: ¿por qué el anonimato?
Pues eso, que seguiremos hablando de lo humano: de la bondad, de la libertad, de la dignidad, del amor y la felicidad, del arte y la mentira, de la verdad y de los membrillos.
Que Dios se apiade de nosotros y guíe mi mano al rellenar la Primitiva.
Buenas noches.

martes, 27 de mayo de 2008

Poetas necesarios


Ya toca actualizar el blog, y como no estoy demasiado fino, os ofrezco un regalo: un poema de Vicente Aleixandre, perteneciente al libro "Espadas como labios".

REPOSO

Una tristeza del tamaño de un pájaro.
Un aro limpio, una oquedad, un siglo.
Este pasar despacio sin sonido,
esperando el gemido de lo oscuro.
Oh tú, mármol de carne soberana.
Resplandor que traspasas los encantos,
partiendo en dos la piedra derribada.
Oh sangre, oh sangre, oh ese reloj que pulsa
los cardos cuando crecen, cuando arañan
las gargantas partidas por el beso.


Oh esa luz sin espinas que acaricia
la postrer ignorancia que es la muerte.

martes, 20 de mayo de 2008

El amor en el umbral


El amor es un fenómeno extraño e inexplicable. La ciencia trata de investigarlo, desde la química a la antropología, desde la física a la psicología, y seguro que alguien en alguna parte ya habrá desarrollado un algoritmo que proporcione una explicación razonable al por qué nos enamoramos. Todo es muy complejo y muy sencillo al mismo tiempo. El amor se escapa a los análisis porque es en sí mismo una paradoja. Puede surgir repentino, espontáneo y brillante como un relámpago, pero hay que cuidarlo con trabajo y esmero y delicadeza, como a una orquídea rara. Cuando aparece te arrastra como un torrente, pero sólo perdura si construyes un canal para que no se pierda su cauce o se evapore. Su primer fuego te abrasa, pero después tienes que mantener vivo el calor sin que te queme ni se apague. El amor es la energía más poderosa del universo, y cabe en un corazón o en una mano, o en una mirada, o en un beso. El amor verdadero no se deja encontrar fácilmente, porque es demasiado valioso como para caer en manos descuidadas. El secreto se protege a sí mismo, el tesoro se oculta a los ojos de los indignos, sólo con un hilo del oro más puro se pueden ensartar las perlas del amor. Purifica tu alma para ser su morada, pues sus alas no se posan en lugares impuros. Bienaventurados los que aman y son amados, porque ellos conocerán el verdadero significado de la felicidad.
El amor es una locura razonable.

jueves, 15 de mayo de 2008

Trastos, chismes y cachivaches


Lo bueno de crear un alter ego es que te permite hacer todo aquello que normalmente no está permitido, o al menos bien visto. Así que he puesto a mi querido Rufus a rebuscar en los contenedores en busca de materiales para fabricar robots. Reconozco mi debilidad por escarbar, aunque sea con la mirada, entre los desperdicios, la chatarra y, por qué no decirlo, la basura. No la orgánica, claro. Pero uno puede encontrar verdaderos tesoros que otros han desechado por considerarlos inútiles o desfasados. Es el reparto ideal de los bienes del mundo: lo que a unos les sobra a otros les falta. Una imaginación despierta puede transformar un aparato obsoleto en un objeto artístico, un mueble viejo en un artefacto vanguardista, un trasto roto en un juguete nuevo. Pero ahora las cosas no se fabrican, como antes, para que duren, sino para que al menor contratiempo sean sustituidas por otras nuevas. La gente ya no arregla ni repara casi nada. Pero si tienes un poco de curiosidad y algo de maña, destripar un cachivache, averiguar cómo funciona - o por qué ha dejado de funcionar - y tratar de ponerlo de nuevo en uso es como viajar a un planeta inexplorado. No hay que hacer grandes viajes para vivir aventuras. El interior de un aparato es un paisaje lleno de sorpresas, un territorio en miniatura esperando ser descubierto. Y es interesante no perder la satisfacción de hacer las cosas uno mismo, el placer de manipular las cosas con tus propias manos. En esta época tan virtual, nos hace falta el contacto cercano con los objetos reales y con los materiales de los que están hechos. Es como la diferencia entre hacerte una comida o abrir la bolsa del congelado y meterla en el microondas.
Y si no eres muy manitas no importa, porque lo que cuenta no es el resultado. Si el chisme estaba estropeado, lo peor que puede pasar es que siga sin funcionar. Poca cosa, ¿no?
Así que seguiré mirando de reojo en los contenedores, esperando encontrar algún diamante bajo el disfraz de un trasto inservible. Pero me cuidaré de hacerlo cuando no mire nadie...

miércoles, 14 de mayo de 2008

Los perros de la eternidad

Nunca pongo título a las fotografías, porque condiciona la visión del espectador, y porque creo que la imagen debe explicarse por sí misma. De hecho, si las comento aquí es porque esto es un blog, no una galería. El caso es que siempre que veía esta foto pensaba en "perros de la prehistoria". Está tomada en un pueblo que conserva casi intacto su aspecto medieval. Y los dos perros parecían llevar allí tumbados, en la misma posición, al menos desde el siglo XII. Pero en realidad la sensación no es de antigüedad, sino de atemporalidad. La fotografía suspende el paso del tiempo por su cualidad de congelar el instante. Pero en este caso se suma la inexistencia del tiempo en aquel lugar, en aquel momento. Lo cierto es que sólo existe el presente. El pasado ya ha desaparecido y el futuro aún no ha llegado. Así como en el cine una secuencia continua de imágenes estáticas nos proporciona la ilusión del movimiento, la sucesión de momentos presentes representa la imagen del tiempo que transcurre. Si fuéramos capaces de poner toda nuestra conciencia en el instante, el flujo temporal se detendría - quiero decir, la ilusión de ese fluir. Porque la Eternidad no es tiempo infinito, sino ausencia de tiempo. ¿Qué quiere decir esto? No tengo ni idea. Sencillamente, a veces experimento la sensación de que el tiempo es una gran mentira. ¿Y si el tiempo fuera como un gran reloj de arena, y los granos de arena fueran los momentos pasados? ¿Podríamos viajar a la parte inferior del reloj para recuperar uno o dos de esos granitos de nuestras vidas? Y sobre todo, ¿serviría eso para algo?
Cuando miro esta fotografía pienso que la próxima vez que vaya a ese lugar, los perros seguirán dormitando sobre las mismas piedras, viendo pasar los días o los siglos. Porque ellos - los dos perros - saben que el tiempo no pasa. Por eso permanecen para siempre allí, mientras yo me voy haciendo cada vez más viejo.

martes, 13 de mayo de 2008

Los robots que vienen...


En las clases de Geografía e Historia (supongo que ya no existe como asignatura), en los ya lejanos años de colegio, oímos hablar por primera vez de la Revolución Industrial. Como era habitual, te lo contaban como un hecho acotado y estanco, con su fecha de comienzo y de final. Pero en realidad no ha terminado, sólo ha ido evolucionando. Y no sé si para mejor. En la Era de las Hipertecnologías no somos más felices, sólo lo parecemos. Pero es porque la mayoría de los avances están destinados al entretenimiento. Y ahora es cuando acudo a mi querido y siempre revelador DRAE y me encuentro esto: Entretener: 1. Distraer a alguien impidiéndole hacer algo. Es decir, que mientras consumimos videojuegos, mp3, SMS, PSP, Wii, etc (que no es otra consola, sino el viejo etcétera) no estamos haciendo otras cosas. O viendo otras cosas. A qué cosas me refiero, lo dejo a la imaginación de cada uno. Ya lo sé, siempre parece que estoy exagerando, pero eso nos pasa siempre a los profetas: nadie nos cree hasta que es demasiado tarde. Que hay una conspiración mundial/global para volvernos idiotas es evidente. Y que su éxito es demoledor, cada vez más claro. Por supuesto que escribo desde el fondo de un pozo, pero eso es lo de menos. Lo único que pasa es que hay más eco.
Y por eso, en esta época de ultrasofisticación electrónica, yo me pongo a hacerle robots de cartón a mi niño Nicolás. No lanzan rayos ni se les encienden lucecitas, pero los puedes golpear entre sí hasta hacerlos jirones y no pasa nada. Coges otro cartón, las tijeras, el rotulador gordo y la cinta aislante, y haces otros dos. O tres. Y a jugar.
Acerca de la conspiración antes citada, y por más que no sepamos - al menos yo - quién o quiénes son los responsables, su influencia empieza a ser muy preocupante. La consigna es que todo debe ir muy deprisa. A veces la versión 2.0 sale antes que la 1.1. Y mejor en DVD, que leer lleva mucho tiempo. ¿Alguien más se ha fijado en lo que tarda en vaciarse un cine o un teatro al acabar la función? ¿Es para llegar antes al restaurante y elegir buena mesa? Entras en YouTube, mezcla de cueva de Alí Babá - llena de tesoros - y de vertedero - lleno de... sí, de vídeos destacados. Por ejemplo, un vídeo de unos individuos poniéndose los pantalones de formas inverosímiles cuenta con 2.395.339 visitas. Fascinante.
Y podría seguir con muchos otros ejemplos de la deriva humana - el tunning, sin ir más lejos - pero no quiero cansaros, que es tarde.
Lo que de verdad necesitamos es una brújula. Y más robots de cartón. Y menos leche desnatada, que es un camelo.

viernes, 9 de mayo de 2008

Títeres

Aprovechando que acaba de comenzar una nueva edición del festival Titirimundi en Segovia, traigo hoy una imagen de mi humilde aportación al mundo titiritero. Se trata, como la mayoría sabréis, de un pequeño espectáculo de títeres de palo - en realidad, de aguja de punto - enmarcado en un formato peculiar procedente del cómic: seis escenarios-viñeta a través de los cuales discurría la increíble historia de Nim Hakim, el hombre del sombrero blanco. No deja de sorprenderme la necesidad que parece impulsar al ser humano a inventar diferentes maneras de contar historias. Es fácil de comprender cuando se ha experimentado, ya que el proceso de creación y desarrollo de un montaje de estas características constituye una experiencia apasionante. Cada pequeño hallazgo, cada dificultad técnica superada, cada descubrimiento azaroso o arduamente obtenido mediante infinitas pruebas es en sí una recompensa mayor que los más enfervorizados aplausos del público. Y si además te aplauden... Pues miel sobre hojuelas.
Pero es que además los títeres poseen una magia difícil de describir. Cuando funcionan bien, en apenas unos minutos olvidas que son figuras de cartón o madera o tela, y se transfiguran ante tus asombrados ojos, convirtiéndose en personajes capaces de transmitir las emociones más sutiles. Es cierto que nosotros los manipulamos para darles vida, pero no es menos cierto que ellos pueden hacer con facilidad cosas que a nosotros nos resultan imposibles. Y de ese modo se convierten en símbolos vivos de nuestras mejores virtudes y nuestras peores miserias, héroes épicos, sombras y luces danzando sobre un escenario pintado, destellos de vida, ráfagas de risa, fantasmas de la memoria, arietes del futuro... No hay nada imposible para ellos, nada escapa a su capacidad de crear universos con un calcetín, un guante o un botón.
Sólo nos queda agradecerles su entrega a la maravillosa tarea de ofrecernos unos instantes de fantasía reales como la vida misma. Y regalarles el aplauso que se merecen por hacernos un poco más felices.

jueves, 8 de mayo de 2008

Garabatos



Aunque no es una opinión universalmente compartida, los bocetos suelen ser una herramienta muy valiosa para el creador, sea cual sea el campo artístico en el que trabaje. Incluso la sacrosanta ciencia se basa con frecuencia en el método de ensayo y error. Pero en las artes plásticas es donde este procedimiento alcanza su máxima expresión. El boceto permite explorar posibilidades casi infinitas, libera de la tensión y el miedo a la equivocación, y nos proporciona los asombrosos descubrimientos de ese extraño fenómeno llamado casualidad. Los hallazgos formales que el azar, la coincidencia, la superposición o el simple caos nos revelan quedarían fuera de nuestro alcance si los persiguiéramos por otros medios. Pero hay algo más. Cuando uno empieza a llenar el papel de dibujos sin buscar un objetivo concreto, muchas veces por el mero placer de trazar líneas o manchas, se pone en marcha un mecanismo que opera por encima - o por debajo - incluso, de la consciencia. Es como si, de repente, la mano y lo que la mueve desde algún ignoto rincón del cerebro tomaran el control, dejándonos al margen de la operación. Comienza así un proceso creativo que explora regiones vedadas al intelecto, que escarba en nuestra memoria visual - o vivencial - para obtener datos significativos, que establece asociaciones insólitas, que agita los contenidos ocultos y los evidentes para plasmar imágenes nuevas, volátiles, sorprendentes. Luego vendrá el trabajo del artista para restablecer el orden, enfocar las prioridades y tratar de dar sentido al batiburrillo. Pero ahora la cosecha es más rica y abundante, y el resultado será sin duda más sabroso. Quizá algún día el garabateo adquiera el prestigio que se merece. Por lo que a mí respecta, lo seguiré practicando con deleite, esperando siempre ese instante mágico en que una forma inesperada se revela y flota misteriosamente, para posarse en el papel como una mariposa de alas grises.

martes, 6 de mayo de 2008

La mirada roja

Recupero otra vez una imagen antigua, uno de esos dibujos que hacía más por experimentar con las posibilidades gráficas del programa que por un impulso artístico. Reconozco que he dudado antes de seleccionarla, porque no quiero seguir dando la impresión de que me muevo por caminos tortuosos. Sin embargo, después de observarla detenidamente me he dado cuenta de que no me resultaba tan fácil definir la sensación que me producía. ¿Qué podemos leer en ese rostro? Podría ser un cazador acechando a su presa, o un ornitólogo contemplando un raro espécimen mientras contiene la respiración para no ahuyentarlo. También podría haber rabia contenida, o simplemente determinación: voy a subir esa montaña. Y es que resulta verdaderamente difícil describir una expresión si carecemos de un contexto. De modo que cada cuál percibirá su propia sensación dependiendo de su propio estado de ánimo, de los ecos que despierte la imagen en su memoria, de su particular iconografía íntima. Recuerdo que esta ilustración formó parte de una exposición que tuvo lugar en una librería de Segovia, y que la imagen iba acompañada de un texto que ya ha sido citado un par de veces en este blog: "Y sigo respirando /porque no sé qué hacer si no con los pulmones". Un verso que viene a describir un estado que a veces me acompaña - supongo que no seré el único que lo siente -, una especie de vértigo existencial, una incómoda impresión de extrañamiento de uno mismo. Porque los pulmones respiran solos, y el corazón late sin nuestro permiso, y todo nuestro organismo funciona - generalmente bien - sin pedirnos opinión. Lo que demuestra lo sabia que es la Naturaleza.
Mientras tanto, nos quedaremos sin saber qué está mirando el hombre rojo. E incluso es posible que, en cuanto dejemos de observarle,
su rostro se ilumine con una sonrisa...
¿Y por qué no?

lunes, 5 de mayo de 2008

Filosofía revolucionaria

Compruebo, un poco consternado, que mis comentarios en este blog producen efectos secundarios indeseables. Nada más lejos de mi intención que causar dolor o desánimo. Sé que no estoy pasando el mejor momento de mi vida, y eso se tiene que notar, y no cabe duda de que estas bitácoras suelen terminar convirtiéndose en el pozo al que acaban cayendo nuestras pequeñas o grandes miserias. Yo me limito a reflexionar públicamente en torno a las cuestiones que me resultan interesantes o dignas de atención. De acuerdo, mi visión del mundo actual no es demasiado positiva. Pero os aseguro, amables visitantes, que mi intención final es enviar un mensaje de esperanza. Necesito creer que es posible otro modelo de hombre (y de mujer), más consciente, más cercano a su esencia, menos vulnerable al loco mundo que nos rodea. Quienes me conocen bien - supongo que todos los que se asoman a estas páginas - saben que llevo años tratando de encontrar el camino que nos conduzca a la realización de esa meta. Consciente de que es un esfuerzo que dura toda la vida. Y ahora me permito incluir una cita de mi cada día más admirado José Antonio Marina, y que suscribo con el mayor énfasis: "(...) Al final he llegado a la conclusión de que el logro máximo de la inteligencia es la ética y su realización práctica, que es la bondad. Ya sé que esto suena a ingenuo, pero todo lo que he escrito pretende demostrar científicamente que esa idea encierra la suprema sabiduría. Es decir, nuestra salvación". He aquí un verdadero filósofo revolucionario, reivindicando la bondad como valor supremo del ser humano. ¿Ingenuo? En una sociedad que identifica bueno con tonto, sí. Pero será la sociedad la que tenga que cambiar, y no este pequeño grupo de grandes hombres cuya ingenuidad empuja el carro del verdadero progreso. El ser humano ha de cumplir su destino, que es la plenitud, alcanzar el nivel de su auténtica humanidad. Y ese objetivo no está tan lejano, porque hay una escalera oculta entre las pequeñas cosas, un camino en lo cotidiano, una senda hecha de migas de pan.
Y como no sabía con qué imagen ilustrar estas palabras, pues he puesto a Rufus tirando del carro (no sé si del progreso o del vertedero).
Buenas noches, amigos.

jueves, 1 de mayo de 2008

Las puertas del alma


Se trata de un eterno debate para el que probablemente no encontraremos jamás un final satisfactorio: ¿poseen los animales un alma? (Perdón - dice alguien desde la última fila, levantando tímidamente la mano - ¿podría definir alma?) Ya empezamos. Pues hala, acudo raudo al DRAE. 1. Principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida. 2. En algunas religiones y culturas, sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos. (La 3 me la salto). 4. Principio sensitivo que da vida e instinto a los animales, y vegetativo que nutre y acrecienta las plantas.
Mira que me gusta consultar el diccionario, pero hay veces que no estoy seguro de que sea una buena idea.
Por lo menos a mí no me aclara demasiado la cuestión. Pero no pensaríais que los Reales Académicos iban a resolver algo que los filósofos y teólogos llevan siglos intentando desentrañar. Y todo esto, ¿a qué venía? Sencillamente, no puedo evitar pensar en el alma cuando siento la mirada de esa vaca. Reconozco que me desarma por completo. Nobleza, humildad, serenidad, aceptación. Yo quisiera tener esa mirada, y saber lo que se esconde detrás. Los ojos, dicen, son las puertas del alma. Pues yo veo aquí un alma grande y hermosa. Y la sabiduría ancestral que al ser humano le resulta velada por su soberbia de rey de la creación. Todos somos el ángel caído, condenados por nuestro desmedido orgullo de homo sapiens. Y una vaca nos mira y nos recuerda lo que es la verdadera dignidad, y que hay un camino de regreso. ¿Que estoy exagerando? Tal vez. Pero yo seguiré sintiendo que podría quedarme a vivir en la dulzura de esos ojos. Y ese mirar me acompaña desde el día que tuve la fortuna de retratar a estas dos hermosas criaturas. Y ahora lo comparto con vosotros. Ojalá os alimente tanto como a mí.