lunes, 8 de octubre de 2007

Cuando el tiempo se detiene

"Time must have a stop". Es el título de una novela de Aldous Huxley, tomado a su vez de unos versos de Shakespeare. El Tiempo debe tener una parada. Ése es el milagro de la fotografía. El tiempo se detiene, queda encapsulado en una superficie bidimensional que simula la tridimensionalidad con un juego de luces y sombras y líneas en fuga, y captura mágicamente la cuarta dimensión. Esa suspensión temporal es capaz de producir estados de ensoñación, transportando al espectador a lugares y momentos que no formaban parte de su experiencia, pero que se incorporan a su memoria como si los hubiera vivido. La fotografía nos muestra el mundo desde otras miradas, que podemos hacer propias.
La de hoy es una fotografía táctil, un juego de texturas. Pero también uno de esos instantes que permanecen eternamente estáticos, capturados, encerrados en los límites del papel fotográfico. El mundo es demasiado grande para aprehenderlo, pero podemos acercarnos un poco a sus detalles, detenernos unos minutos a contemplar un pequeño fragmento de vida; quizá en él se contenga un diminuto universo.
Y es posible percibir un orden, una estructura invisible que sustenta cada elemento y crea relaciones y corrientes, equilibrios inestables que dan sentido a cuanto existe e impide que las cosas se derrumben ante nuestros ojos. El mundo se recrea a cada instante, y nosotros pensamos que permanece quieto mientras desaparece y vuelve a aparecer en un fugaz parpadeo.
El Tiempo debe tener una parada.
Y en las hojas que crecen entre las piedras del muro, los restos de una telaraña abandonada.

1 comentario:

Momo dijo...

Qué bonita es esta foto.
Pido desde este comentario que hagáis comentarios quediros lectores... sí se que muchos no lo hacéis por pudor. Hala venga!!!! A ornitorrinco le va a encantar.
Por otro lado y volviendo a la foto, me encantan sus texturas y cuando la miro percibo olor a piedra húmeda.
Hasta el infinito!!