martes, 2 de septiembre de 2008

Paréntesis

Cedo esta noche la palabra a Hafez, poeta persa nacido en Shiraz alrededor de 1320.

Tiene un porqué

Si duerme aquel narciso hechicero, tiene un porqué.
Si su bucle en ondas se deshace, tiene un porqué.

Tu labio vertía leche, y yo decía:
esa dulzura junto a aquel salero tiene un porqué.

Tu boca es fuente de agua de vida, mas
debajo de tu labio, el hoyo de tu mentón tiene un porqué.

¡Mil años vivas!, digo, pues sé de cierto
que en tu arco la flecha de tu pestaña tiene un porqué.

Dolor de separación y pena de sufrimiento te han puesto enfermo,
oh corazón, ese grito tuyo, ese lamento, tiene un porqué.

Por el jardín pasó anoche el viento de sus dominios,
oh flor, tu vestidura rasgada tiene un porqué.

Aunque el dolor del amor oculta a la gente el corazón,
este llanto de tus ojos, Hafez, tiene un porqué.

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