viernes, 13 de junio de 2008

Hasta el infinito... y más allá

Queridos amigos: el universo se está acelerando. Lo dicen los científicos, incluso los que lo negaban cuando aparecieron los primeros indicios. Pero diez años de mediciones y experimentos parecen haber convencido a todos. Pues sí, se supone que el universo tuvo su origen en el famoso Big Bang, hace 13.700 millones de años (y a mí ya me parece mucho suponer). Desde entonces está en permanente expansión, pero también era de suponer que poco a poco dicha expansión se iría haciendo más lenta. Pero hete aquí que no, que se está acelerando. Y por si fuera poco, resulta que la explicación debe de estar en la energía oscura, que constituye el 75 % del universo, y que los propios científicos no saben qué es. Desde luego hay que felicitarles por el nombre, que es de lo más sugerente. Pero como justificación de un fenómeno inexplicable resulta un poco pobre. Lo más gracioso es el entusiasmo que luego despliega la comunidad científica para combatir lo que ellos llaman "supersticiones", y que para otros son, sencillamente, sus creencias íntimas o su fe. ¿Existe una gran diferencia entre la energía oscura y Dios? Eso por no hablar de temas espinosos del tipo: "Ya, ¿y antes del Big Bang? Si el universo es infinito, ¿cómo puede expandirse? Y si no es infinito, ¿qué hay fuera de él? En fin, que cualquier día de estos llega un agujero negro, se nos traga, y sorprenderá a muchos pensando en lo que les falta por pagar de hipoteca. Me encanta vivir en este universo en el que lo inmensamente grande es pequeño, y lo infinitesimal es insondable. Las energías que gobiernan la vida son invisibles e indetectables; casi todo es un misterio que, probablemente, no merezca la pena desvelar, aunque sea divertido intentarlo. Cuanto más sabemos, mayor es la conciencia de nuestra ignorancia. Y eso es una bendición.
Y el dibujillo de hoy no tiene nada que ver, pero no estaba dispuesto a poner una foto de la Vía Láctea.
Sic transit...

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