lunes, 29 de septiembre de 2008

¿Y tú me lo preguntas?

Creo que me he metido yo solito en un pequeño lío, porque acabo de darme cuenta de que en la anterior entrada dije que en la próxima (o sea, en ésta) hablaríamos de poesía. Y ocurre que estoy muy cansado y no sé lo que pueda salir de aquí. Pero bueno, lo intentaré.
Sólo quería decir que la poesía es necesaria. El ser humano necesita la palabra, y más aún la belleza hecha de palabras. Construimos el mundo con ellas, nos contamos la vida, rellenamos los vacíos y rescatamos los recuerdos. El silencio vibra con los ecos de las sílabas que intentamos acallar, y que sin embargo se obstinan en sonar como redobles de tambores ocultos. La conciencia son palabras de piedra erosionada por las aguas del pasado queriendo hacerse presente. El amor son dos versos con las letras mezcladas. Incluso en el sueño nos hablamos con frases de extraño significado.
Quizá no sirva para nada, la poesía. Pero es necesaria. A veces la verdad sólo se revela poéticamente, porque de otro modo sería imposible mirarla sin quedarnos ciegos, o convertidos en estatuas de sal. La belleza nos libera de la esclavitud de lo real, porque es Real. Lo demás es una sombra.
Por hoy no puedo más. Así que me despido, dando las gracias a los grandes poetas.
Y claro, con un poema.

El ángel desconocido

¡Nostalgia de los arcángeles!
Yo era...
Miradme.

Vestido como en el mundo,
ya no se me ven las alas.
Nadie sabe cómo fui.
No me conocen.

Por las calles, ¿quién se acuerda?
Zapatos son mis sandalias.
Mi túnica, pantalones
y chaqueta inglesa.
Dime quién soy.

Y, sin embargo, yo era...

Miradme.

Rafael Alberti ("Sobre los ángeles")

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