Lo habré leído más de cuatrocientas veces. Cuatrocientas veintiocho, exactamente. Y reconozco que lo pone bien claro, lo cuál es lógico tratándose de un Código de Leyes Supremas: "La razón última de la existencia de un monstruo es la de dar miedo, asustar, aterrorizar y causar irresistible pavor en cualquier criatura que tenga la desgracia de cruzarse en su camino (con la única excepción de los otros monstruos)". Es un destino, una razón de ser, un objetivo inexorable. Pero yo nací con la sonrisa puesta. La matrona me cogió por los pies, colgando cabeza abajo, y me dio azotes hasta que se le pusieron las manos azules, pero yo no paraba de reír. Más tarde descubrí que tenía las manos de ese color, pero desde entonces es ver unas manos azules y la carcajada viene sola. Siempre tuve el don de encontrar un motivo para estar contento, de hallar la risa entre las sombras. Y claro, no se puede decir que eso dé mucho susto. Tampoco ayuda lo de tener dedos en la nariz, aunque resulte verdaderamente útil.
Al principio lo intenté, y ensayaba caras espantosas, gestos feroces, horribles contorsiones y sonidos estremecedores. Pero indefectiblemente todos mis esfuerzos terminaban en una especie de danza grotesca acompañada de canciones improvisadas y un rodar escaleras abajo, por ejemplo. Para qué nos vamos a engañar, nunca fui capaz de asustar ni surgiendo repentinamente de la oscuridad.
Incluso probé a disfrazarme, a ponerme dientes postizos, pelucas de serpientes, collares de calaveras... Pero mi nariz con dedos me delataba enseguida. En un mundo de monstruos es difícil abrirse camino si el miedo no te acompaña en cada ademán.
Agoté las oportunidades que el Gran Consejo me concedió generosamente para tratar de enderezar mi rumbo, pero no hubo manera. Sólo quedaba el exilio. Cuando me entregaron el Decreto de Destierro, no pude evitar fijarme en la forma de la rúbrica del Anciano Prócer, tan parecida al perfil de un mandril tocando el violín que me dio la risa floja. Así abandoné mi planeta, riéndome por los pasillos de la Corte de Justicia.
Utilizando la técnica secreta de los monstruos para viajar por el espacio-tiempo, fui a parar a un lugar llamado Tierra. Me pareció muy bonito. Raro, pero gracioso. Quizá por casualidad, o quizá no, mis pasos me llevaron hasta un solitario castillo rodeado por un foso. ¿Hay alguien ahí? - grité por pura formalidad, pensando que allí no viviría nadie. Pero me equivocaba. Las enormes puertas se abrieron lentamente, y me encontré frente a un grupo de criaturas variopintas que, naturalmente, no se asustaron en absoluto al verme. ¿Habría encontrado por fin mi hogar?
7 comentarios:
Me gusta el personaje así como el tema. Al parecer todos tienen algo en común. Espero un giro imprevisto, y a la vez fascinate, no nos decepciones.
Por cierto buscando personajes que pretendar dar miedo y en el fondo den risa me ha salido un lista muy chunga, y casi todos están o han estado metidos en politica o dictaduras, acojona un poco la verdad.
¡Siempre poniendo presión! Lo hago lo mejor que puedo a pesar de las horas a las que me pongo.
Caramba, mi monstruo está en otra onda menos macabra. Afortunadamente.
Y buen viaje (toma nota del London Subway).
Me gusta mucho tu "cuento", y tambien tu ilustración."Tienes madera de artista".
El personaje es entrañable,tanto en la ilustración como en su perfil que tan bien describes.
Un saludo
Muchas gracias por tu comentario. Espero que lo de "Entrometida" no sea por "entrometerte" en el blog... que para eso está. Lo de que tengo madera me lo dicen mucho, aunque con otras palabras: "Tarugo", "Pedazo de alcornoque", "Qué pasa, tronco", etc.
Si es tu primera visita, bienvenida. Y si no, también.
Gracias de nuevo por participar.
PD: Yo también le he cogido cariño al rinodáctilo rayado. Tiene cara de buena persona.
Me encanta tu blog, tu manera de escribir, tus dibujos...
Desde hace unas semanas me tienes por aquí todos los días, para ver si hay algún personaje nuevo que le haga compañía a Chuchurría y los demás.
Este monstruo simpático me parece de lo más tierno.
Un besín.
Silvia (soy la amiga de Luis)
¡Hola Silvia! Luis me habló de ti, así que esperaba tu visita. Muchas gracias por venir y por tu elogioso comentario. Me alegro de que te guste el blog. Ven cuando quieras y comenta si te apetece, y si no... pues no, y ya está.
Un beso (lo de besín es muy asturiano, ¿verdad? Ja, ja, me encanta).
jumm todo el tiempo lo imagine...
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