Es domingo por la tarde. Mientras llega la hora, me acerco a un escaparate a curiosear. Se aproxima la navidad, y ya se sabe, es tiempo de regalos. Veamos... No sé, no sé. El osito de peluche, con sus pies hipertrofiados, el post-it en la frente y ese tentador corazón pidiéndote un beso. O quizá la pistola, imitación casi perfecta. Es extraño, creía que los peluches tenían que despertar la ternura, pero a mí me da pena. Me parece un esclavo, esperando con la mirada perdida, tal vez ensimismado en sus pensamientos (por qué estos pies tan enormes, nadie querrá abrazarme, seguiré aquí mientras me cubre el polvo, hasta rebajado soy caro). La pistola, en cambio, es tan sólida, tan real. Permanece desafiante en su estuche, esperando pacientemente una mano que la sostenga, que la sopese, que acaricie su fría empuñadura. No tengo prisa, siempre hay alguien ansioso por sentir ese escalofrío inconfundible de quien tiene el poder de infundir miedo. Te encañono y te poseo. Yo mando. Tal vez atraque un banco, ahora que hay crisis. Qué subidón. Total, si sólo pillan a los pringaos...
Qué tiempos raros, qué paradojas, que desvarío colectivo. Me giro y nadie repara en mi cara de asombro. La perplejidad me acompaña donde quiera que vaya, y me hace sentir un poco fuera de lugar. El efecto medusa: blando y transparente, la vida me atraviesa y me deja temblando. Tengo que mirar hacia abajo para comprobar que los pies siguen pisando tierra firme. Menos mal. Bueno, y quién te manda mirar escaparates. Respiración, presencia, aquí y ahora. Ya pasó. Mira el mundo, ese engranaje, toda esa gente que sube y baja, que viene y va. A lo mejor alguno sabe incluso a dónde. Y como yo siempre voy perdiendo el mapa...
Ay. Tic, tac, tic, tac. La rueda gira. ¡Allá vamos!
(Perdón y buenas noches). Por decir algo.
2 comentarios:
Demasiado pesimismo, no?
Pues he tenido días peores... y mejores. Como decía la mamá de Forrest Gump, la vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar. Y por cierto, ¿cómo debería tomarme la visita de un intruso? ¿Es intrusismo? Gracias por el comentario, y no lo olvidéis: al fin y al cabo, esto es literatura ilustrada.
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