Alguien me preguntaba hace poco si los ángeles vivían en la luna. Yo contesté que sí, que por qué no. Supongo que pueden vivir donde quieran. Son seres de luz, energía espiritual pura, intermediarios divinos, mensajeros, custodios, el ejército de Dios. Tal vez también un estado interior del alma cuando asciende hacia su Creador. Israfil, en el Islam, será el encargado de hacer sonar la gran Trompeta el Día del Juicio. Está tan cerca de Dios que tan sólo siete velos le separan de Él, y una de sus cuatro alas le protege de la Luz que irradia su Señor.
Rafael - Dios ha sanado - es un ángel curativo que protege y alivia a los hombres en la enfermedad y el dolor. Gabriel es portador de mensajes - a María, a Muhammad. Miguel es el Guerrero, quien expulsó a Satanás con su espada flamígera.
Y claro, el Ángel Caído, el rebelde, el eternamente condenado.
Somos corteza y cáscara, y un ánima revestida de ropajes angélicos. Después de tanto tiempo con las alas plegadas es difícil emprender el vuelo. Vamos perdiendo plumas mientras los días pasan, y con la soberbia de ícaros caeremos a plomo si esperamos al último momento para poner a prueba nuestra pericia en el aire.
Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan...
3 comentarios:
Perdona por restar importancia al contenido, pero me quedo con la foto.
Qué guapa.
Estás perdonado. Ya sabes, el sofisticado encanto del Príncipe de las Tinieblas...
Por cierto, tú también sales muy guapo en la foto.
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