El hombrecillo verde tratando de avanzar, de dar un paso que nunca se consuma, eternamente atrapado en el gesto de "me voy" - pero aquí sigo. Iluminado incluso cuando nadie lo mira, en medio de la noche, en las calles desiertas, con el parpadeo inútil que todo el mundo ignora. Siempre debajo del otro, del rojo, del que tiene el poder de hacer que los hombres - los de verdad - se detengan.
El homúnculo verde sueña mientras brilla tristemente. O sueña tristemente mientras brilla. "Me marcho" - se dice - "y no regresaré jamás. Nadie podrá volver a cruzar una calle con seguridad. Mirarán incrédulos el espacio vacío y apagado, el hueco oscuro, esperando una luz que no se enciende. No sabrán qué hacer. Girarán la cabeza a un lado y al otro, aturdidos, dudando si emprender la marcha, con el temor de que en cualquier momento aparezca un coche o un autobús y los arrolle. La ciudad entera sumida en un caos, la gente amontonada en los semáforos esperando inútilmente mi presencia, las aceras atestadas, los gritos de los que se preguntan sin encontrar respuesta: ¿Dónde está? ¿Por qué no se enciende? ¿Cómo vamos ahora a llegar al otro lado? Y caminarán en busca de otros semáforos, pero no les servirá de nada, porque a esas horas un ejército de hombrecillos verdes abandona la ciudad sin mirar atrás, sin rumbo ni destino, pero libres al fin de la farsa del paso nunca dado, de la zancada inconclusa y frustrante del que finge avanzar sin moverse del sitio. Ahora sí, viajamos finalmente con la esperanza de encontrar un lugar donde la luz nos acoja, donde perdernos en el brillo fosforescente de un espacio sin hombres que cruzan o se detienen, el limbo del resplandor de jade."
El hombrecillo verde se apaga. Su sueño se desvanece, y no le queda más remedio que esperar su turno mientras el otro, el rojo, se ilumina amenazante y ejerce su poder. Pero casi amanece y nadie cruza, nadie espera, nadie mira. A lo lejos se escucha el rumor incierto de un autobús que se aproxima. Y nada más.
Están aquí, entre nosotros, observando.
Los hombrecillos verdes.
3 comentarios:
Podría ser la letra de un tema de Bruce, me gusta.
Antaño había solo hombrecillos de un tipo, y el resto vivían en las mazmorras de la DGT.
Ahora poco a poco empiezan a salir a la luz y a conseguir trabajo. Además estos vienen con melodía, irritante en muchos casos, pero melodia al fin y al cabo.
Tienes que dedicar otro episodio a hablar de su archienemigo:
la incomprendida vida del hombrecillo rojo
Hola, soy Ahmed.Y soy un hombrecillo rojo.Y nunca he querido ser verde.Lo juro por Snoopy.¿Qué les pasa a los verdes que estan todo el dia quejandose e impacientes por cruzar al otro lado?Yo espero paciente mi turno, hago mis cosas y no gasto en kleenex.Y paso desapercibido.Y los verdes me miran de reojo y nunca se porqué.Tengo que apartarme siempre un poco para que no me tumbe la ventolera de sus suspiros.Y yo sigo a lo mio.Viviendo, pagando mis deudas y dejando que me miren de reojo como si yo les hubiera hecho algo mientras se empujan nerviosos para llegar al otro lado.Aunque realmente no creo que tengan ni la mas remota idea de adonde quieren ir o lo que echan de menos. Por cierto, Nota,tu si que sabes.
Ahmed, no te pases.¿Tienes algun problema en cruzar al otro lado?¿Te preocupan los pasos cebras?Todo esto es serio, importante y trascendente.Lleno de sensibilidad.Asi que no te pases mucho.Y esto para elNota:la cosa podria ser una letra de Bruce, pero la música tendria que ser del Vangelis o la Enya¿que no?Pastelon.En Vallekas si que somos sensibles
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