jueves, 4 de octubre de 2007

Ángel caído


Tarde o temprano tenía que hablar de la imagen que ilustra el encabezamiento de este blog. No debería sorprender a nadie que esa figura me fascine de manera singular. El ángel caído encarna un profundo simbolismo, y su contradictoria naturaleza me conmueve extraordinariamente. Parece haber varias hipótesis acerca de su historia. Un ángel, el más perfecto, el más cercano a Dios, que se ve expulsado de su Presencia por un acto de rebelión. Según algunos, la negativa a arrodillarse ante su Señor. Según otros, la exigencia de ser adorado, la negación de una autoridad superior a él, la soberbia de considerarse perfecto e igual a su Creador...
Sea como sea, el resultado es una condena eterna y terrible. Representará por siempre el Mal, lo Oscuro, la tenebrosa faz oculta de lo humano. Su misión es alejar al hombre de Dios, ocultarle Su visión, separar a la criatura del Creador, conducirle al Abismo.
A juzgar por los resultados, se diría que hace muy bien su trabajo.
Y sin embargo, no puedo dejar de pensar que una criatura que ha gozado de la Cercanía y la Presencia Divinas, no albergue en su interior un rescoldo de ardiente Amor. Y si es así, su sufrimiento debe de ser aún más espantoso, viéndose condenado a desviar al hombre de su recto camino, y deseando al tiempo reunirse de nuevo con quien le apartó de su lado.
Pero también representa uno de los grandes enigmas del ser humano: el libre albedrío.
Luchamos con denuedo por la libertad, sin saber siquiera lo que significa.
Y lo importante no es la libertad, sino lo que hacemos con ella.
Como el ángel caído, todos elegimos.

1 comentario:

Momo dijo...

¡Jólines Ornitorrinco! Menuda entradita... Creo que estamos muy perdidos con eso del libre albedrio, con la libertad, lo confundimos con "olé yo, lo que me apetece y lo que me satisfaga, ahora, en este momento, YA, y los demás... que se las apañen"